Fenómenos ecológicos, variables abióticas e interacciones faunísticas que afectan a los ecosistemas.

Los fenómenos ecológicos son acontecimientos que suceden independientemente de la incidencia del hombre. Son importantes pues se producen cambios en la dinámica y organización del ecosistema, por lo que vale la pena estudiarlos. En los siguientes temas, abordaremos fenómenos como la sucesión vegetal y fúngica. Adicionalmente, revisaremos cómo impactan en el ecosistema la dinámica de la biodiversidad faunística así como los factores abióticos del entorno.


Sucesión vegetal

La sucesión ecológica es un cambio en la comunidad en la cual nuevas poblaciones de organismos reemplazan gradualmente a las existentes. Los disturbios naturales pueden establecer condiciones para la sucesión por la apertura de nichos que fueron previamente ocupados. La sucesión puede ocurrir naturalmente como resultado de la competencia entre diferentes especies. Las actividades humanas tales como minería, construcción, tala de árboles y agricultura también conducen a una sucesión ecológica. Hay dos formas principales de sucesión: primaria y secundaria. En ambas hay cambios tanto en las poblaciones como en el ambiente abiótico o no vivo (Avendaño, et al., 2015).

Sucesión primaria: Se define como el cambio unidireccional (no estacional) de los componentes y la estructura de una comunidad, que se inicia después de un disturbio que suprime todo indicio de vida y de suelo (Carabias, et al., 2009).
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La sucesión puede iniciar en un área donde no existe vida animal o vegetal. Usualmente este tipo de sucesión inicia con un evento principal, por ejemplo, una erupción volcánica, la cual destruye completamente el suelo y los organismos vivientes en un área. La sucesión que inicia en un área donde no existe una comunidad es llamada sucesión primaria. Esta área de nueva formación puede ser unas rocas peladas o desnudas, la arena, la lava fría o un lago o estanque de origen glacial. El proceso de sucesión primaria con frecuencia requiere de miles o decenas de miles de años  (Avendaño, et al., 2015).

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Sucesión secundaria: Es el proceso de cambio de los componentes y la estructura de una comunidad que se inicia después de un disturbio que no llega a destruir por completo ni al suelo ni a todos los componentes de la vegetación. La sucesión secundaria es la que se da, por ejemplo, después de un incendio forestal o una inundación. Al contrario de la sucesión primaria, la sucesión secundaria ocurre en lugares previamente ocupados (con vegetación) después de una perturbación (Smith y Smith, 2007).

Sucesión Fúngica

La sucesión fúngica se puede definir como la ocupación secuencial del mismo sitio por talos (normalmente micelios) de diferentes hongos, o de diferentes asociaciones de hongos.

Cuando las plantas y los animales mueren los hongos saprófitos participan junto a bacterias, protozoos y otros microorganismos en la degradación de sus tejidos (Bonifaz, 2009) (Álvarez, et al., 2015). Paralelamente, en el suelo se producen notables variaciones, tanto en el nivel de nutrientes de las raíces, como en la temperatura, la capacidad de retención de agua y la porosidad (Martínez, 2008). 35 Todos estos cambios tienen una influencia notable sobre los organismos del suelo, provocando variaciones en la abundancia y diversidad fúngica y por tanto en todos los procesos ecológicos en los que se ven implicados. 

Se ha postulado una sucesión para los hongos que también propone ciertas correlaciones taxonómicas. Los colonizadores primarios son los llamados hongos azúcares, que dependen de los sustratos simples no poliméricos, este grupo incluye a la mayoría de los hongos zoospóricos, los mohos, la mayoría de las levaduras y muchos hongos imperfectos. Todos éstos son capaces de germinar y crecer rápidamente en presencia de los sustratos adecuados. A medida que estos recursos son explotados y van desapareciendo, los hongos esporulan y se dispersan, el micelio muere y los hongos azúcares permanecen durmientes hasta que se disponga otra vez de recursos similares

 Dinámica de la biodiversidad faunística

Dentro de la dinámica de los ecosistemas, una parte fundamental, además de la sucesión ecológica son interacciones que se desarrollan entre las poblaciones de la fauna. Algunas interacciones o relaciones se establecen entre organismos de la misma especie y otras entre individuos de distintas especies. Éstos interactúan entre sí pudiendo dañarse, beneficiarse o no tener efectos de ningún tipo. Entre estas relaciones se encuentran:

 Interacciones intraespecíficas: Son las que se presentan entre miembros de la misma especie; como ejemplos tenemos: rebaños, manadas de mamíferos, bandadas de aves y bancos de peces. Algunos organismos interactúan entre sí formando colonias en las cuales sus cuerpos se encuentran unidos entre sí.

 Interacciones interespecíficas: Son las que se presentan entre miembros de diferentes especies.

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Competencia. Es la relación que entablan los organismos que requieren el mismo recurso y tratan de conseguirlo. Los organismos que compiten pueden ser de la misma especie (competencia intraespecífica) o de diferentes especies (competencia interespecífica). Por lo general, esta interacción lleva a que los organismos competidores resulten perjudicados, en el sentido de que pierden vigor e incluso algunos mueren.

 Mutualismo. Produce beneficios para los dos organismos que interactúan, que por lo general son de especies diferentes. Una forma extrema de mutualismo es aquella en la que la asociación entre ambos organismos es obligada, es decir, es imprescindible para la supervivencia de ambos.

 Cooperación. Ambas especies se benefician, más no son dependientes, ya que pueden vivir aisladas. 

Depredación. Es la ingestión de un organismo por otro. Es la forma en la que la mayoría de los animales obtienen sus recursos nutritivos. 

Comensalismo. Una de las especies se beneficia, pero sin causar daño a la otra. 

Amensalismo. Una especie inhibe el crecimiento y supervivencia de la otra, sin sufrir ninguna alteración. Recibe también el nombre de exclusión.

Parasitismo. Es una clase de relación depredador-presa en la cual un organismo, el parásito, obtiene el alimento a expensas de su asociado, el hospedero. Por lo común, los parásitos son más pequeños que los hospederos.

 Variables abióticas que afectan a los ecosistemas

Un disturbio es un suceso que daña o provoca la muerte de los organismos de una comunidad, dejando espacios abiertos que pueden ser ocupados por nuevos organismos. Las alteraciones en la comunidad que son consecuencia del disturbio se conocen como perturbaciones. Los disturbios se clasifican en función de cuatro características que determinan su efecto sobre una comunidad: tipo, intensidad, frecuencia y tamaño del área afectada. Los disturbios poco intensos son muy frecuentes, mientras que los de gran intensidad se presentan más esporádicamente, pues la energía que los mueve requiere de mucho más tiempo para acumularse. El término catástrofe se utiliza para referirnos a los disturbios poco frecuentes pero de gran intensidad.

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La variedad de disturbios incluye fenómenos naturales como incendios, sequías, huracanes, terremotos, inundaciones y erupciones volcánicas, entre otros, así como procesos asociados a las actividades humanas (por ejemplo, contaminación, urbanización y extracción de madera, entre otros). A la vez, las perturbaciones se miden a través de las dimensiones del cambio en la estructura de la comunidad, como la disminución en la densidad de árboles después de un huracán.

Aparte de la pérdida de hábitat original que generan, otros efectos secundarios de estas perturbaciones incluyen los llamados efectos de borde y la pérdida adicional de hábitat no perturbado. Sus sinergias con perturbaciones naturales producen la degradación acelerada de los fragmentos de hábitat original remanente y la reducción del tamaño y movilidad de poblaciones, así como de su diversidad genética, lo cual puede tener efectos en las metapoblaciones y provocar la extinción local o regional de especies.

BIBLIOGRAFÍA

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